El dia de hoy recibí esta información que vale la pena compartirla con aquellos que no reciben los boletines, es una gran enseñanza de liderazgo, es un articulo tomado de www.wharton.universia.net
Nadie sabe si es capaz de gestionar una crisis hasta que no se enfrenta a una situación límite que supera cualquier escenario imaginable. El atentado del 11-S fue la prueba de fuego para Giuliani. "Yo sé que puedo ser el líder de una emergencia". Rudolph Giuliani (Nueva York, 1944) es de esas personas que transmiten calma gracias a una expresión serena, casi alegre, que no pierde ni en los momentos más dramáticos. Al menos, eso cuentan quienes estuvieron a su lado cuando, siendo alcalde de Nueva York, se tuvo que poner al frente del equipo de emergencia para coordinar las actuaciones tras el ataque terrorista del 11-S.
Giuliani, que recientemente visitó España para participar en el foro para directivos Expomanagement, insiste en la diferencia que existe entre coordinar e interferir. Al igual que Nueva York se recuperó de los efectos del atentado, "la economía mundial saldrá sola de esta crisis", aunque para eso tenga que haber quiebras, reestructuraciones o fusiones. "Pero, para que eso ocurra, el Gobierno no puede interferir en ello", apunta el político, un firme defensor del liberalismo económico. Aunque evita citar su nombre, tal vez porque se retiró de la campaña presidencial, en la que podría haberse enfrentado con Barack Obama, el ex alcalde de Nueva York critica el paquete de medidas desarrollado por el presidente de Estados Unidos: "Lo que hay que hacer es reducir el gasto gubernamental para no hipotecar nuestro el futuro". En su opinión, las grandes infraestructuras o los rescates a industrias como la del automóvil sólo se pueden financiar de dos formas, subiendo los impuestos o haciendo dinero, "dos alternativas que, en ambos casos, disparan la inflación y agrandan el problema".
Para Rudolph Giuliani, han existido crisis más duras que la actual y recuerda el crac de 1929. "Era una recesión que el Gobierno convirtió en una Gran Depresión", asegura Giuliani. En su opinión, "fue la Segunda Guerra Mundial la que puso fin a la Gran Depresión porque tiró de la producción", pero no las medidas adoptadas por los gobiernos.
Ante las críticas de quienes aseguran que se ha llegado a la situación actual por falta de regulación de los organismos supervisores, Giuliani apunta que "es igual de negativo imponer muchas normas que pocas". Para el político, lo que se necesita es "una regulación de aquellos aspectos importantes", pero nada más. Al final, "se trata de sentido común". Mientras que ve con buenos ojos el rescate de las instituciones financieras, "porque son los pilares sobre los que se levanta toda la industria de un país", considera "más cuestionables" las ayudas destinadas a los gigantes del motor. "No se trata de favoritismos, sino de estudiar la criticidad para el resto de sectores", matiza el ex alcalde de Nueva York.
Y es que Giuliani es crítico con quienes llegan a la Administración pública "sin haber pasado por el mundo real". En su opinión, "los buenos políticos son los que se forman en la empresa", ya que el resto aplica medidas más teóricas. Aunque todavía es pronto para saber si las propuestas de Obama funcionarán o no, Giuliani se remite a los hechos para defender sus teorías. Cuando llegó a la alcaldía de Nueva York, se encontró un déficit de 2.300 millones de dólares (1.642 millones de euros) que transformó en superávit, gracias al recorte de gastos. Sin embargo, los trabajos de recuperación de la ciudad tras el atentado eclipsaron este logro, aunque su gestión al frente de esta crisis le ha reportado lecciones muy valiosas que ahora aplica a su faceta como empresario, ya que además de fundar su propia empresa de seguridad, Giuliani también es socio de un bufete.
Un día para la Historia
El político cuenta que estaba en un desayuno de trabajo cuando se enteró de que un avión se había estrellado contra una de las Torres Gemelas. "La confusión era total", recuerda Giuliani, que durante el verano de 2001 había empezado a escribir un libro sobre liderazgo, pero, tras el atentado, se dio cuenta de que "nunca entiendes lo que es enfrentarte como gestor a una crisis hasta que no termina tu carrera profesional, porque siempre hay algo nuevo a lo que nunca creerías que te tienes que enfrentar". A medida que se acercaba al lugar del accidente, iba pensando en los planes de emergencia previstos para estas situaciones. Luego, vio el segundo avión y a la gente saltando por la ventana. "Para esto no teníamos nada pensado", asegura. "Esto supera todo lo que hemos vivido hasta ahora, pero alguien tiene que hacer algo y ése soy yo". Cuando se dio cuenta del papel que le tocaba desempeñar, cundió el pánico, pero enseguida recordó un consejo de su padre: "En una habitación en llamas, sólo el que mantiene la calma es capaz de encontrar la salida".
"No hay decisiones perfectas", pero un líder tampoco puede perder el tiempo cuando el caos impera. La "regla de oro es ser optimista y transmitir calma", ya que, sólo así "se extrae la energía de la gente para que encuentre soluciones y no la malgaste pensando en lo mal que van las cosas". Giuliani recuerda que, durante los tres primeros días, "no tuvo tiempo de venirse abajo. Había equipos funcionando 24 horas. Teníamos que recuperar el control de la situación cuanto antes". Para Giuliani, una crisis sólo puede gestionarse correctamente cuando se conoce de cerca, por lo que decidió trasladarse a la zona cero prácticamente en el mismo instante en el que se produjo el ataque. "Algunos criticaron mi decisión por poner en peligro el liderazgo civil de la ciudad, pero era la única forma", apunta.
Cuando estaban en un edificio al lado de las Torres Gemelas, se enteró de que estaban evacuando al Presidente. "Van a bombardear la Casa Blanca", pensó. Un minuto después, se desplomó la primera torre y quedaron atrapados en uno de los edificios del World Trade Center. La ciudad se había quedado sin alcalde y sin otros líderes, como los jefes de policía y bomberos, que estaban todos juntos intentando coordinar a todos los equipos de trabajo.
Fue el personal de la limpieza quien ayudó a Giuliani y su comitiva a salir del edificio por un pasillo que se comunicaba con otro inmueble. Trasladaron el puesto de mandos a una nave gigante en el muelle de la ciudad. Allí, cada mañana, se reunían representantes de la policía, bomberos, voluntarios, médicos o Administración pública para explicar qué necesitaban y coordinar el trabajo. "Trabajamos así durante cuatro meses, las decisiones se tomaban allí en el acto. Cuando hay que actuar rápido, no existe la burocracia", relata el ex alcalde.
Durante los primeros días, Giuliani sólo pasaba cinco horas en casa e intentaba dormir con la televisión encendida y el móvil en la mano. "Para la familia, es una situación muy difícil, pero no había tiempo para nadie". Incluso hubo un momento en el que pensó que podría darle un infarto. Su mujer, enfermera de profesión, le recomendó detenerse cinco minutos y se fue a dar un paseo a un parque. Giuliani no es partidario de que un líder transmita su estrés al equipo. "Yo le pedía a la gente que volviese a la normalidad" y, para dar ejemplo, unos días después del ataque, decidió ir a ver un partido de fútbol de su hijo. "Ver que la vida continúa me ayudó a seguir adelante", asegura. Pero, tras dos horas de relajación, "había que volver a la locura que estábamos viviendo".
Cuando no sabía qué hacer, buscó inspiración en quienes ya habían vivido algo similar. "Era el primer ataque que vivía Estados Unidos y no sabía qué hacer", recuerda. Entonces, se acordó de la biografía de Winston Churchill que tenía en su casa y, durante dos horas, se dedicó a analizar el capítulo que trataba sobre los bombardeos que vivió la población londinense durante la Segunda Guerra Mundial por parte de Alemania. "Si los británicos superaron eso durante meses, nosotros también lo haríamos". Para Giuliani, la clave está en transmitir a la gente "que el ser humano es capaz de superarlo todo". Para lograrlo, "hay que comunicar con transparencia". En su caso, empezaron a informar dos horas después del ataque, "posiblemente, incluso antes". La información hay que difundirla "tan rápido como sea posible y no ocultar nada, ya que, si lo hacemos, la prensa lo descubrirá".
Giuliani aprendió que, cuando las cosas se hacen bien, la gente está dispuesta a arrimar el hombro. "Nosotros sobrevaloramos los costes económicos y, al final, hubo más voluntarios y donativos de lo esperado". Aun así, reconoce que también hubo errores en la gestión. Con las prisas, "hubo centros de urgencia que pensábamos que eran gigantes, pero que se quedaron pequeños en un día. Por eso, me gusta oír todas las opiniones. Como abogado que soy, me gusta la confrontación, aunque, para la decisión final, sigo siempre mi intuición".
El 'Alcalde de América'
Rudolph William Louis Giuliani III consiguió el reconocimiento internacional tras su gestión como alcalde de Nueva York durante los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Sin embargo, este abogado y político neoyorquino, socio de un bufete de abogados y fundador de una consultora de seguridad, ya apuntaba maneras cuando se graduó cum laude. Fan de los New York Yankees, Giuliani ha protagonizado una carrera meteórica, desde la oficina del fiscal de Nueva York a Washington, donde, con 37 años, fue nombrado asistente del Fiscal General de Estados Unidos. En 1994, se hizo con la alcaldía de su ciudad natal, e incluso se presentó al Senado en 2000, aunque un problema de salud le obligó a retirarse.
En 2001, su gestión del 11-S le convirtió en el Alcalde de América, impulso mediático que utilizó para presentarse a la presidencia de EEUU en 2008 por el bando republicano, aunque finalmente terminó retirándose.
Para el alcalde de América, todo líder debe seguir unas reglas básicas para la gestión de una crisis:
Escuchar:"La verdad sólo surge después de la confrontación". Aunque en la decisión final sigue su intuición, a Giuliani le gusta oír otras opiniones.
Cercanía:"No puedes gestionar una crisis sin conocerla de cerca". El político neoyorquino cree que no se puede controlar aquello que no se conoce.
Preparación:"Prepárate para todo en demasía, y así estarás preparado para casi cualquier cosa, aunque siempre habrá algo que te sorprenderá".
Actitud positiva:"La regla de oro de un líder consiste en ser optimista". Sólo así se puede conseguir lo mejor de las personas para encontrar soluciones.
Comunicación:"Hay que comunicar los objetivos con transparencia para mantener informado al público tan rápido como sea posible".
Realismo:"No hay decisiones perfectas; tienes que hacerlas y punto". Para Giuliani, un líder tiene que actuar y no perder el tiempo lamentándose.
Publicado el: 17/06/2009 por www.wharton.universia.net
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